4 may 2011

EL RESPETO AL MAESTRO

Los hijos aprenden los valores en casa, y en la escuela, habrán de demostrarlo frente a sus profesores, quienes tienen la autoridad en el aula.


A diferencia de hace algunos años, hoy vemos más casos de alumnos que cometen alguna falta de respeto hacia las autoridades de la escuela.

Antes, esto era impensable, porque aun cuando no aguantaran al profesor, sí lo respetaban.
Pero el problema no radica exclusivamente en las escuelas, sino que el respeto hacia los demás se enseña en casa.

El primer sitio donde los hijos aprenden lo que es el respeto es en el propio hogar.
Desde pequeños se les debe enseñar a respetar a sus padres: No permitir contestaciones, pedir siempre perdón cuando su comportamiento lo requiera, saber que sus actos negativos tienen como consecuencia un castigo adecuado, etc.



Así, deben tratar con respeto a sus hermanos, a los abuelos, a los tíos, a la persona que nos ayude en casa, al vigilante de colonia, a la cajera del supermercado, etcétera.
Los hijos deben interiorizar desde la infancia que a todas las personas se les debe un respeto por su dignidad como seres humanos, diferente a la autoridad que cada uno emane por el cargo que ocupe dentro de la comunidad.

De este modo, al llegar a la adolescencia, sabrán tratar a quienes les rodean con la educación que merecen, incluidos los profesores.
  • Comportamiento en clase
Debemos explicar a nuestros hijos que cuando surjan risitas en clase entre los compañeros, no sigan este juego. Supone una falta de respeto hacia el profesor, aunque directamente no se estén burlando de éste.

Un modo de mostrar respeto hacia los profesores es procurar estar en silencio cuando entra al aula y animar a callarse al resto de compañeros.

No debemos seguir la corriente a los hijos cuando nos hablen de malos modos de algún profesor: Es diferente que, de manera objetiva, podamos reconocer que hay unos profesores más competentes que otros, pero siempre evitando descalificaciones.

Puede ocurrir que nuestro hijo no encaje con un profesor determinado. Esta circunstancia podemos volverla a nuestro favor, explicando al hijo que es muy bueno aprender en la vida a convivir con personas de caracteres distintos o incompatibles con los nuestros.

Hoy será en la escuela y en el futuro en un trabajo profesional.

Debemos enseñar a nuestros hijos que, aunque perciban que tienen razón ante una actitud injusta de su profesor hacia ellos, por la autoridad que éste tiene dentro del aula no se le debe contestar en público. Más tarde que procuren aclararlo en privado.

Es aconsejable que examinemos los comentarios acerca de los jefes o compañeros de trabajo, podemos faltar al respeto, siendo incongruentes entre lo que decimos y hacemos ante nuestros hijos.
Y actuar. Aun cuando pensemos que se ha cometido una injusticia con nuestro hijo, no podemos ser irrespetuosos con el profesor. Lo primero es no dramatizar ni sobreprotegerlo. Debemos animarle a que solucione él mismo el problema. Si a pesar de esto el profesor no “da su brazo a torcer”, será bueno que indaguemos para tener las dos versiones y actuar en consecuencia, siempre con buenos modales. 
Nota gentilmente cedida por revista Buena Salud Lic. Javier Alberto Gloria Rivera


Fuente: http://www.buenasalud.org/