Hace cuatro años, durante la llamada “revolución de los pingüinos”, los estudiantes secundarios pidieron el regreso de los colegios, que fueron transferidos a los municipios, al control del Estado Nacional. Aquel
traspaso amplió la brecha de la educación pública entre municipios pobres y ricos, que podían o no mantener el nivel de los establecimientos. (El principal ingreso de las administraciones locales es el pago de los permisos de circulación vehicular: en los barrios ricos, hay autos caros y permisos altos; en los barrios pobres, pocos autos y baratos, bajo ingreso por permisos.)
La gran demanda de las movilizaciones de 2006 fue la derogación de la LOCE, que luego fue cambiada por la actual Ley General de Enseñanza (LGE). Pero en la discusión quedaron fuera amplios sectores que representaban las demandas de estudiantes y profesores, que hoy se han vuelto a poner sobre la mesa. Por ejemplo, la LGE creó el nuevo Crédito con Aval del Estado (CAE), que aumentó el acceso de los estudiantes universitarios a préstamos para pagar sus aranceles. Con un interés promedio del 6% anual, las deudas se multiplican. Hoy, los deudores del CAE son 207.256 jóvenes, que deben a los bancos chilenos unos 4400 millones de pesos argentinos.
Fuente: http://tiempo.elargentino.com/